En épocas de eliminatorias todos nos volvemos expertos en matemáticas. En el colegio jamas entendimos la raíz cuadrada o la cubica, pero si se trata de hacer realidad nuestro sueño de que la Selección de Fútbol vaya al mundial de Rusia 2018, aprendemos hasta lo imposible y hacemos los cálculos sin necesidad de calculadora. 

¿En qué momento se jodió fútbol peruano? (haciendo referencia a una conocida frase)… ¿En qué momento la selección se volvió tan bipolar? ¿Por qué los futbolistas de ahora prefieren ser “modelos” en sus tiempos libres? ¿Por qué cada vez que metemos un gol, al segundo nos empatan? ¿Dónde quedó ese Perú que llenaba estadios para dar alegría y no tristeza?. Estas y muchas más, son algunas de las preguntas que usualmente solemos hacernos para comprender nuestra situación crítica y terrible participación de Perú en estas eliminatorias y en los torneos anteriores.Noticia-130458-memes06

Muy aparte de tener un técnico con rasgos físicos parecidos a Laura Bosso, que parece no tener nociones ni de lo que hace el árbitro, se trata de la actitud de los “jugadores”. Mucha culpa tenemos nosotros los aficionados y la prensa, parece que en estos últimos tiempos un gol es suficiente para ser la pepa de un titular del día o la razón de unos 20 minutos en una entrevista. Nadie dice que está mal el protagonismo, el valorar lo nuestro pero creamos (sin querer queriendo) una “hiperinflación” en el ego de nuestros “ilustres futbolistas”. Algo que personalmente, considero pésimo.

Parece que muchos de nuestros deportistas (no hay que meter a todos al mismo saco) leyeron La Civilización del Espectáculo de Mario Vargas Llosa y se lo tomaron muy en serio. La esencia que tenían Cubillas, Cueto, Perico León, entre otros, se ha esfumado… es como ver un grupo de padres resignados porque sus hijos van en mal camino.

¿Qué sucedería si nos dejamos de enfocar en el diseño de la camiseta y los chimpunes, y volvemos a mirar la calidad de nuestro equipo técnico y futbolistas? Usemos esa fe que todavía no perdemos para generar cambios y seamos más que simples espectadores de un “show” que alguna vez aplaudimos de pie.